lunes, 2 de septiembre de 2013

Una pareja enterró vivo a su bebé

 

Una adolescente de 17 años dio a luz un bebé, con la ayuda del padre del niño, quienes, tras el parto, lo enterraron vivo.

El bebé recién nacido que fue enterrado vivo por sus padres y luego rescatado por familiares fue hospitalizado. Los médicos informaron que se encontraba grave en la unidad de cuidados intensivos neonatales y que responde bien al tratamiento.

La adolescente dijo a su familia que el bebé había nacido muerto, pero cuando fueron al lugar donde estaba enterrado, encontraron al niño vivo. Los policías informaron que el recién nacido quedó bajo la tierra durante aproximadamente tres horas.

El padre del niño, un joven de 20 años, huyó, pero fue detenido y negó a la policía haber participado en el intento de homicidio, cometido a 600 metros del lugar del parto.

La madre del bebé también fue hospitalizada en el mismo centro médico, tras el parto forzoso y el impacto emocional que sufrió tras este penoso proceso.

Mentiras, intento de asesinato, adulterio y como consecuencia: Internación, encarcelamiento, disfunciones físicas y psicológicas en los implicados. ¿Por qué las personas añaden falta tras falta? ¿No somos capaces de enfrentar las consecuencias que acarrean nuestras equivocaciones? ¿Por qué intentamos huir de los problemas causando más problemas?

Esto nos recuerda al relato bíblico vivido por el Rey David, quien cometió adulterio con Betsabé y asesinato, matando a Urías, esposo de esta, para quedarse con ella.

De esta relación y el embarazo de Betsabé nació un niño que a los 7 días murió de una terrible enfermedad.

El profeta Natán, fue enviado por Dios para advertir al Rey David de su terrible falta. Felizmente David se da cuenta de su error y arrepentido por ello declara su culpa.

En el proceso de esta experiencia escribe el Salmos 51, del cual extraemos algunos versos:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.

Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Salmos 51:1, 2, 7, 10.

Luego de su arrepentimiento y confesión, el Señor restauró la vida de David, El siguiente hijo que tuvieron con Bestabé fue, Salomón el Rey más sabio que existió.

Cuando el Señor restaura lo hace completamente. Sólo tenemos que permitir que él nos regenere y nuestras vidas cambiarán por completo.

 

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