lunes, 2 de septiembre de 2013

La paciencia una virtud descuidada

articulo9


Un día un caballo de la casa del anciano se soltó y huyó a las colinas.


“Un caballo se nos ha escapado" dijo el anciano.


“¡Qué mala suerte!”, le dijeron los vecinos.


El viejo les dijo: “¿Porqué dicen que es mala suerte?” Efectivamente, la noche siguiente el caballo regresó al establo, junto con doce caballos sementales más. El hijo del granjero, al ver esto dijo: “Vienen doce sementales detrás de nuestro caballo.” al entrar los caballos, él cerró la puerta y puso la cerradura


Al enterarse los vecinos de esta noticia, corrieron a la casa del granjero pare decirle:


“¡Mira, tienes 13 caballos ahora! ¡Qué buena suerte!”.


El viejo les dijo: “¿Cómo saben que eso es buena suerte?”. A los pocos días, el hijo estaba trabajando con un trío de sementales, cuando fue arrojado al suelo y se rompió una pierna.


Los vecinos vinieron esa misma noche para manifestar su tristeza y dolor al granjero, y dijeron: “Tu hijo se he rota una pierna, ¡Qué mala suerte!”


El viejo granjero respondió una vez más: “¿Cómo saben que es mala suerte?” Efectivamente, a los pocos días, se levantó una guerra y pasaron unos sargentos por el pueblo para llevarse a los jóvenes que estaban en buena salud. Los 10 jóvenes a los que se llevaron, nunca regresaron; pero el hijo del granjero se salvó de ir a la guerra y morir debido a la pierna rota.


¿Por qué muchas veces tenemos una visión negativa de las cosas que nos pasan? ¿Será que el pesimismo muchas veces no nos permite ver las bendiciones que hay detrás de las cosas que nos pasan? ¿Aprenderemos a ver la mano de Dios guiándonos en medio de las dificultades?


Dice la palabra de Dios en el libro de Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.


La palabra griega que se utiliza para paciencia es: “Hupogmoné” que se puede traducir cómo: Perseverancia, Resistencia, Aguante.


Los hijos de Dios, deben aprender a desarrollar estas virtudes.


En medio de las turbulencias de la vida, aprender a tener, resistencia. En el fragor de las batallas diarias conservar la perseverancia. Tras el peso agobiante de las frecuentes cargas, debemos lograr tener aguante.


El Señor no nos promete librarnos de las pruebas y dificultades, sino que promete ayudarnos y sostenernos en medios de las más feroces adversidades.


Permitamos que Dios nos ayude, nos sostenga y nos anime en medio de las realidades que nos toca atravesar cotidianamente.


 

1 comentario:

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